El 29 de julio de 1975 fue detenido el joven Alvaro Balbi. Su salud era perfecta. No había cometido ningún crimen. No había violado ninguna ley. Dos días después, el 31 de julio el comisario Telechea, comunica a sus familiares que pueden reclamar su cadáver en el Hospital de las Fuerzas Armadas.
El 29 de julio de 1975 fue detenido el joven Alvaro Balbi. Su salud era perfecta. No había cometido ningún crimen. No había violado ninguna ley. Dos días después, el 31 de julio el comisario Telechea, del Departamento 4º de Inteligencia y Enlace, comunica a sus familiares
que pueden reclamar su cadáver en el Hospital de las Fuerzas Armadas. Lo habían golpeado hasta matarlo. Los mismos delincuentes que violaron la Constitución, que lo secuestraron y lo
asesinaron siguen impunes. Cuando todos los crímenes sean aclarados, juzgados sus responsables y reparadas integralmente las victimas y sus familiares, nuestro pueblo recuperará su dignidad herida, y la memoria será una poderosa arma para construir un camino
con justicia. Hace 33 años, era asesinado el estudiante y obrero comunista Alvaro Balbi.
Hoy, en relación a la historia reciente de nuestro país, deliberada o inconscientemente, se la deforma, se la oculta o simplemente se cuenta parte de la verdad para decir grandes mentiras.
Es así que está muy extendida la concepción de que la dictadura fue el fruto del enfrentamiento de dos grupos armados. Y es una gran mentira. Mentira que se repite una y mil veces.
Pero la extensión de la concepción que todos conocemos como "de los dos demonios", no perjudica solo a algunos compañeros de la izquierda, perjudica a toda la sociedad uruguaya.
La verdad es la que asegura el desarrollo justiciero de cualquier sociedad. Si esta se deforma, los objetivos generales de superación humana también nacerán deformados. La historia nos muestra con páginas desgarrantes los resultados de olvidar los objetivos fundamentales de justicia social que deberían guiar al ser humano.
¿Es lo mismo luchar por la igualdad del hombre que defender el privilegio de unos pocos?
¿Los derechos de un pobre son iguales al de un rico? ¿Un obrero tiene los mismos derechos
y posibilidades que su patrón capitalista? ¿La salud es un derecho desde el momento que nacemos sin condición ninguna? ¿Educación privada o paga para que haya una para ricos y otra para pobres? ¿Un señor solo puede ganar en un día lo que toda la población de una ciudad gana en su conjunto en el mismo lapso? Y cuanto más nos preguntamos mas nos convencemos que este no es el mundo que queremos para nuestros hijos y nietos.
El ser humano no puede formarse en el concepto de la competencia para vivir, en el consumismo irracional, en la polución total del ambiente en el que vivimos. Porque el planeta al igual que la vida que lo puebla son finitos. Al menos estamos convencidos de ser la etapa superior de la escala zoológica y que de la misma forma que transformamos la naturaleza que nos circunda podemos y debemos cambiar la sociedad para una mejor y más racional convivencia con nosotros mismos y con el medio ambiente. La solidaridad no debería ser una palabra a la que recurrimos cada tanto para darle una mano a alguien, debería ser una norma de la sociedad. Claro, muchos nos dirán y con razón, que con el gobierno de nuestro Frente
Amplio algunas cosas se han hecho.
Es cierto que la mejor distribución nos aproxima a una sociedad mas justa. Pero hay que atacar las causas de la desigualdad y las miserias humanas. Sin comenzar a tocar la concepción de propiedad de la actual sociedad no podrán resolverse los problemas fundamentales del ser humano: el hambre, la pobreza, la ignorancia, el medio ambiente, etc.
Fidel decía al principio de la revolución cubana que "un verdadero revolucionario debe decir siempre la verdad". Y esta frase tiene un doble sentido: por un lado para no crear falsas expectativas y así no desanimar al pueblo, y por el otro que si las verdades no gustan y son desagradables también hay que decirlas porque así se plantan semillas de una moral diferente.
Esto tiene mucho que ver con recordar al compañero Alvaro Balbi, así como a todos los compañeros que dieron su vida para cambiar el mundo. Estaban convencidos que era posible. Pero será posible en la medida de la memoria y de la justicia.
Es así que el día 9 de agosto a las 17 horas, en el local de la calle Juan Paullier 1087, se realizará un homenaje por parte del Seccional Alvaro Balbi del PCU. En este estarán presentes su esposa Lille Caruso y la compañera Ana Olivera y se emitirá el documental "Florece la Sangre" Este será un acto de Memoria para marcarnos el rumbo y exigir Justicia para asegurar que el camino no se borre en una nube de espejitos de colores.
El 29 de julio de 1975 fue detenido el joven Alvaro Balbi. Su salud era perfecta. No había cometido ningún crimen. No había violado ninguna ley. Dos días después, el 31 de julio el comisario Telechea, del Departamento 4º de Inteligencia y Enlace, comunica a sus familiares
que pueden reclamar su cadáver en el Hospital de las Fuerzas Armadas. Lo habían golpeado hasta matarlo. Los mismos delincuentes que violaron la Constitución, que lo secuestraron y lo
asesinaron siguen impunes. Cuando todos los crímenes sean aclarados, juzgados sus responsables y reparadas integralmente las victimas y sus familiares, nuestro pueblo recuperará su dignidad herida, y la memoria será una poderosa arma para construir un camino
con justicia. Hace 33 años, era asesinado el estudiante y obrero comunista Alvaro Balbi.
Hoy, en relación a la historia reciente de nuestro país, deliberada o inconscientemente, se la deforma, se la oculta o simplemente se cuenta parte de la verdad para decir grandes mentiras.
Es así que está muy extendida la concepción de que la dictadura fue el fruto del enfrentamiento de dos grupos armados. Y es una gran mentira. Mentira que se repite una y mil veces.
Pero la extensión de la concepción que todos conocemos como "de los dos demonios", no perjudica solo a algunos compañeros de la izquierda, perjudica a toda la sociedad uruguaya.
La verdad es la que asegura el desarrollo justiciero de cualquier sociedad. Si esta se deforma, los objetivos generales de superación humana también nacerán deformados. La historia nos muestra con páginas desgarrantes los resultados de olvidar los objetivos fundamentales de justicia social que deberían guiar al ser humano.
¿Es lo mismo luchar por la igualdad del hombre que defender el privilegio de unos pocos?
¿Los derechos de un pobre son iguales al de un rico? ¿Un obrero tiene los mismos derechos
y posibilidades que su patrón capitalista? ¿La salud es un derecho desde el momento que nacemos sin condición ninguna? ¿Educación privada o paga para que haya una para ricos y otra para pobres? ¿Un señor solo puede ganar en un día lo que toda la población de una ciudad gana en su conjunto en el mismo lapso? Y cuanto más nos preguntamos mas nos convencemos que este no es el mundo que queremos para nuestros hijos y nietos.
El ser humano no puede formarse en el concepto de la competencia para vivir, en el consumismo irracional, en la polución total del ambiente en el que vivimos. Porque el planeta al igual que la vida que lo puebla son finitos. Al menos estamos convencidos de ser la etapa superior de la escala zoológica y que de la misma forma que transformamos la naturaleza que nos circunda podemos y debemos cambiar la sociedad para una mejor y más racional convivencia con nosotros mismos y con el medio ambiente. La solidaridad no debería ser una palabra a la que recurrimos cada tanto para darle una mano a alguien, debería ser una norma de la sociedad. Claro, muchos nos dirán y con razón, que con el gobierno de nuestro Frente
Amplio algunas cosas se han hecho.
Es cierto que la mejor distribución nos aproxima a una sociedad mas justa. Pero hay que atacar las causas de la desigualdad y las miserias humanas. Sin comenzar a tocar la concepción de propiedad de la actual sociedad no podrán resolverse los problemas fundamentales del ser humano: el hambre, la pobreza, la ignorancia, el medio ambiente, etc.
Fidel decía al principio de la revolución cubana que "un verdadero revolucionario debe decir siempre la verdad". Y esta frase tiene un doble sentido: por un lado para no crear falsas expectativas y así no desanimar al pueblo, y por el otro que si las verdades no gustan y son desagradables también hay que decirlas porque así se plantan semillas de una moral diferente.
Esto tiene mucho que ver con recordar al compañero Alvaro Balbi, así como a todos los compañeros que dieron su vida para cambiar el mundo. Estaban convencidos que era posible. Pero será posible en la medida de la memoria y de la justicia.
Es así que el día 9 de agosto a las 17 horas, en el local de la calle Juan Paullier 1087, se realizará un homenaje por parte del Seccional Alvaro Balbi del PCU. En este estarán presentes su esposa Lille Caruso y la compañera Ana Olivera y se emitirá el documental "Florece la Sangre" Este será un acto de Memoria para marcarnos el rumbo y exigir Justicia para asegurar que el camino no se borre en una nube de espejitos de colores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario