El complejo tablero de la geopolítica regional.
Por Rony Corbo
Luego del fracaso de la reunión de Doha, donde quedaron de manifiesto importantes diferencias en las posiciones de Argentina y Brasil, lo que no es meramente coyuntural, sino que hace además a una concepción diferente sobre los modelos de desarrollo, el acercamiento entre ambos países no se hizo esperar.
El viaje de Lula a Argentina y la «visita» inesperada del líder de la revolución bolivariana, Hugo Chávez, apagaron rápidamente el «principio de incendio» que después de Doha se veía venir entre los principales socios del MERCOSUR.
En esa ocasión, los tres mandatarios analizaron el proceso de integración regional y al culminar la misma Lula fue enfático: «No existe ninguna hipótesis ni posibilidad de que Brasil se juegue solo». Lula sostuvo que Brasil «tiene claro que su relación con la Argentina, cuanto más armónica y productiva sea, más contribuirá a fortalecer el Mercosur y la integración sudamericana», por lo que consideró «muy importante» que ambos países «no se miren como competidores, sino como socios».
El Mercosur, la IIRSA y la ALADI
Las diferentes experiencias en materia de integración regional y extrarregional tienen como protagonistas principales tres instancias: el MERCOSUR, la IIRSA y la ALADI.
Lula y Cristina coinciden en que para los países conosureños el MERCOSUR es el verdadero foro político de la integración sudamericana, y eje articulador de las diferentes instancias de integración propuestas, como por ejemplo la UNASUR.
La Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Sudamericana (IIRSA) es el gran megaproyecto de la región, buscando brindarnos una base en infraestructura para la necesaria complementariedad productiva, por las diferentes vías fluviales y terrestres. La Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI) es el gran foro de debate sobre modelos económicos y paradigmas de desarrollo, sumándose en este organismo México, una potencia económica y política muchas veces vista con recelo por Brasil, y que cuenta con la presencia de Cuba. Buenos Aires, Brasilia y Caracas comprenden que es necesario reforzar la infraestructura del bloque regional, sobre todo en lo referente a la conexión energética, y los mecanismos financieros para hacer realidad estos megaproyectos.
Cristina visita a Lula en Planalto
Devolviendo la gentileza de su par brasileño, la presidenta argentina visitó Brasil esta semana, dejando en claro que la alianza estratégica entre los dos países es un hecho. La reunión no fue un encuentro protocolar más, y los acuerdos firmados lo demuestran; el acuerdo para que el comercio bilateral entre los dos colosos se realice con pesos y reales, excluyendo el pago con dólares, es el paso inicial hacia una futura integración monetaria regional.
Según el ministro brasileño de Hacienda, Guido Mantega, el acuerdo va a valorizar las monedas locales, «porque hasta ahora teníamos una divisa intermedia (el dólar) y ahora no la necesitaremos más», lo que contribuirá a estimular el comercio entre Brasil y Argentina, que mueve 25.000 millones de dólares por año.
A lo largo de este mes, los Bancos Centrales de Argentina y de Brasil realizarán pruebas en el nuevo sistema, que entrará en operación en carácter experimental el 6 de octubre próximo. A partir de esa fecha, ambos países ya podrán realizar los primeros negocios en moneda local; la diferencia cambiaria entre las dos monedas será compensada por los Bancos Centrales.
«Los problemas para el Mercosur se resuelven con más Mercosur».
Esta fue la categórica respuesta del presidente brasileño a los periodistas que insistían en las diferencias entre los dos países. Lula les aconsejó difundir los diferentes convenios de cooperación firmados por los mandatarios y no fomentar las diferencias.
Además del acuerdo del sistema de pago con moneda local en el intercambio comercial bilateral, se firmaron convenios de cooperación para financiar inversiones para las pequeñas y medianas empresas a través del Banco Nacional de Desarrollo (BNDES) brasileño y el Bice argentino.
También firmaron un protocolo de intenciones con miras a la construcción de la planta hidroeléctrica de Garabi, sobre el río Uruguay. El acuerdo establece que los dos gobiernos iniciarán los estudios de viabilidad técnica y financiera de la obra, pero no fija plazo para la puesta en marcha del proyecto.
Durante el encuentro, los dos gobiernos avanzaron en un ambicioso proyecto de cooperación en el campo aeronáutico, que podría incluir en el futuro la instalación de una subsidiaria argentina de la fábrica brasileña de aviones Embraer.
El ministro argentino de Planeamiento, Julio de Vido, manifestó que el gobierno argentino «tiene interés en comprar 26 aeronaves fabricadas por Embraer para recuperar la flota de Aerolíneas Argentinas y de su subsidiaria Austral, recientemente reestatizadas».
La evaluación de los acuerdos
Se trató de una reunión «muy fructífera», según palabras de Cristina Kirchner, en la que se acordó, al margen de los encuentros obligados por el Mercosur, generar dos reuniones por año entre los representantes máximos de ambos países, a modo de comisión bilateral. De todas formas, no descuidó al bloque regional, del que dijo que será «clave en un mundo en que la relación será entre bloques». «Vamos a repasar todos los asuntos. Hemos decidido como metodología la de construir vinculaciones que no sean de ministerio a ministerio sino por temas. Remarco que las relaciones bilaterales entre Brasil y Argentina tienen como eje la «geopolítica», e intentan avanzar en posiciones comunes a la hora de exponer la posición de bloque regional en foros internacionales».
Al finalizar su conferencia, Cristina hizo una firme defensa de la integración regional, e insistió que el encuentro bilateral contribuye a la consolidación de todo el MERCOSUR.
¿Y Uruguay? … bien gracias
Ante este nuevo escenario, los dos principales socios del Mercosur parecen avanzar bilateralmente en los temas de inserción internacional del bloque. Lula prometió realizar esfuerzos para la eliminación del doble arancel, y ambos mandatarios se comprometieron a los mayores esfuerzos para la aprobación del código aduanero, de vital importancia en la consolidación del Mercosur. Para el año 2010 se deberá tener pronto el formato del Parlamento del Mercosur, el cual será elegido directamente en elecciones abiertas, en cada uno de los países.
Ante este escenario -en nuestra opinión Uruguay debería asumir una política más preactiva hacia el Mercosur; las vacilaciones de nuestra política internacional y muchas veces el doble juego, han minado nuestra confiabilidad por parte de los socios mayoritarios del bloque. La discusión sobre el TLC, las negociaciones bilaterales con los EEUU, la firma del TIFA y las constantes declaraciones del mal funcionamiento del
Mercosur, nos pueden dejar aislados en el concierto regional.
Por nuestras características de país pequeño, por estar insertos entre dos potencias como Brasil y Argentina, nuestra política exterior necesita ya un viraje, que la actual cancillería no parece estar dispuesta a realizar. La gira del Presidente uruguayo y del Ministro de Economía en la búsqueda de nuevos mercados, de avance en los acuerdos bilaterales y la búsqueda de acuerdos TLC con terceros países, parece consolidar un modelo de «regionalismo abierto» como el sustentado por Chile.
El recibimiento de Cristina Fernández de Kirchner, de Hugo Chávez y la invitación pendiente de Lula y del presidente ecuatoriano Rafael Correa al senador José Mujica, nos muestran cómo se están moviendo las fichas, en el complejo tablero de la geopolítica regional.
El viaje de Lula a Argentina y la «visita» inesperada del líder de la revolución bolivariana, Hugo Chávez, apagaron rápidamente el «principio de incendio» que después de Doha se veía venir entre los principales socios del MERCOSUR.
En esa ocasión, los tres mandatarios analizaron el proceso de integración regional y al culminar la misma Lula fue enfático: «No existe ninguna hipótesis ni posibilidad de que Brasil se juegue solo». Lula sostuvo que Brasil «tiene claro que su relación con la Argentina, cuanto más armónica y productiva sea, más contribuirá a fortalecer el Mercosur y la integración sudamericana», por lo que consideró «muy importante» que ambos países «no se miren como competidores, sino como socios».
El Mercosur, la IIRSA y la ALADI
Las diferentes experiencias en materia de integración regional y extrarregional tienen como protagonistas principales tres instancias: el MERCOSUR, la IIRSA y la ALADI.
Lula y Cristina coinciden en que para los países conosureños el MERCOSUR es el verdadero foro político de la integración sudamericana, y eje articulador de las diferentes instancias de integración propuestas, como por ejemplo la UNASUR.
La Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Sudamericana (IIRSA) es el gran megaproyecto de la región, buscando brindarnos una base en infraestructura para la necesaria complementariedad productiva, por las diferentes vías fluviales y terrestres. La Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI) es el gran foro de debate sobre modelos económicos y paradigmas de desarrollo, sumándose en este organismo México, una potencia económica y política muchas veces vista con recelo por Brasil, y que cuenta con la presencia de Cuba. Buenos Aires, Brasilia y Caracas comprenden que es necesario reforzar la infraestructura del bloque regional, sobre todo en lo referente a la conexión energética, y los mecanismos financieros para hacer realidad estos megaproyectos.
Cristina visita a Lula en Planalto
Devolviendo la gentileza de su par brasileño, la presidenta argentina visitó Brasil esta semana, dejando en claro que la alianza estratégica entre los dos países es un hecho. La reunión no fue un encuentro protocolar más, y los acuerdos firmados lo demuestran; el acuerdo para que el comercio bilateral entre los dos colosos se realice con pesos y reales, excluyendo el pago con dólares, es el paso inicial hacia una futura integración monetaria regional.
Según el ministro brasileño de Hacienda, Guido Mantega, el acuerdo va a valorizar las monedas locales, «porque hasta ahora teníamos una divisa intermedia (el dólar) y ahora no la necesitaremos más», lo que contribuirá a estimular el comercio entre Brasil y Argentina, que mueve 25.000 millones de dólares por año.
A lo largo de este mes, los Bancos Centrales de Argentina y de Brasil realizarán pruebas en el nuevo sistema, que entrará en operación en carácter experimental el 6 de octubre próximo. A partir de esa fecha, ambos países ya podrán realizar los primeros negocios en moneda local; la diferencia cambiaria entre las dos monedas será compensada por los Bancos Centrales.
«Los problemas para el Mercosur se resuelven con más Mercosur».
Esta fue la categórica respuesta del presidente brasileño a los periodistas que insistían en las diferencias entre los dos países. Lula les aconsejó difundir los diferentes convenios de cooperación firmados por los mandatarios y no fomentar las diferencias.
Además del acuerdo del sistema de pago con moneda local en el intercambio comercial bilateral, se firmaron convenios de cooperación para financiar inversiones para las pequeñas y medianas empresas a través del Banco Nacional de Desarrollo (BNDES) brasileño y el Bice argentino.
También firmaron un protocolo de intenciones con miras a la construcción de la planta hidroeléctrica de Garabi, sobre el río Uruguay. El acuerdo establece que los dos gobiernos iniciarán los estudios de viabilidad técnica y financiera de la obra, pero no fija plazo para la puesta en marcha del proyecto.
Durante el encuentro, los dos gobiernos avanzaron en un ambicioso proyecto de cooperación en el campo aeronáutico, que podría incluir en el futuro la instalación de una subsidiaria argentina de la fábrica brasileña de aviones Embraer.
El ministro argentino de Planeamiento, Julio de Vido, manifestó que el gobierno argentino «tiene interés en comprar 26 aeronaves fabricadas por Embraer para recuperar la flota de Aerolíneas Argentinas y de su subsidiaria Austral, recientemente reestatizadas».
La evaluación de los acuerdos
Se trató de una reunión «muy fructífera», según palabras de Cristina Kirchner, en la que se acordó, al margen de los encuentros obligados por el Mercosur, generar dos reuniones por año entre los representantes máximos de ambos países, a modo de comisión bilateral. De todas formas, no descuidó al bloque regional, del que dijo que será «clave en un mundo en que la relación será entre bloques». «Vamos a repasar todos los asuntos. Hemos decidido como metodología la de construir vinculaciones que no sean de ministerio a ministerio sino por temas. Remarco que las relaciones bilaterales entre Brasil y Argentina tienen como eje la «geopolítica», e intentan avanzar en posiciones comunes a la hora de exponer la posición de bloque regional en foros internacionales».
Al finalizar su conferencia, Cristina hizo una firme defensa de la integración regional, e insistió que el encuentro bilateral contribuye a la consolidación de todo el MERCOSUR.
¿Y Uruguay? … bien gracias
Ante este nuevo escenario, los dos principales socios del Mercosur parecen avanzar bilateralmente en los temas de inserción internacional del bloque. Lula prometió realizar esfuerzos para la eliminación del doble arancel, y ambos mandatarios se comprometieron a los mayores esfuerzos para la aprobación del código aduanero, de vital importancia en la consolidación del Mercosur. Para el año 2010 se deberá tener pronto el formato del Parlamento del Mercosur, el cual será elegido directamente en elecciones abiertas, en cada uno de los países.
Ante este escenario -en nuestra opinión Uruguay debería asumir una política más preactiva hacia el Mercosur; las vacilaciones de nuestra política internacional y muchas veces el doble juego, han minado nuestra confiabilidad por parte de los socios mayoritarios del bloque. La discusión sobre el TLC, las negociaciones bilaterales con los EEUU, la firma del TIFA y las constantes declaraciones del mal funcionamiento del
Mercosur, nos pueden dejar aislados en el concierto regional.
Por nuestras características de país pequeño, por estar insertos entre dos potencias como Brasil y Argentina, nuestra política exterior necesita ya un viraje, que la actual cancillería no parece estar dispuesta a realizar. La gira del Presidente uruguayo y del Ministro de Economía en la búsqueda de nuevos mercados, de avance en los acuerdos bilaterales y la búsqueda de acuerdos TLC con terceros países, parece consolidar un modelo de «regionalismo abierto» como el sustentado por Chile.
El recibimiento de Cristina Fernández de Kirchner, de Hugo Chávez y la invitación pendiente de Lula y del presidente ecuatoriano Rafael Correa al senador José Mujica, nos muestran cómo se están moviendo las fichas, en el complejo tablero de la geopolítica regional.
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