martes, 16 de septiembre de 2008

EL ACTO EN PLAZA LIBERTAD POR NUESTRA PATRIA AMERICANA



Palabras leídas por el dirigente sindical Juan Castillo, en el acto convocado por el Pit-Cnt y otras organizaciones sociales del Congreso del Pueblo, el lunes 15 de setiembre de 2008, en la Plaza Libertad en el centro de Montevideo.

Compañeras y compañeros:
Nuestro continente está siendo agredido por las fuerzas del atraso, de la guerra, del robo y la destrucción.
Era de esperar. El gobierno de los Estados Unidos, fiel representante de la industria armamentista, de las empresas con poder planetario, de los que se definen como jueces y comisarios del mundo, no puede tolerar que nosotros, los latinoamericanos, decidamos qué hacer con nuestras propias vidas, con nuestra agua, con nuestra tierra y con las riquezas de nuestro subsuelo.
Por eso han agredido a Cuba desde hace más de cuarenta años. Por eso nos quieren seducir con tratados de libre comercio para seguir exprimiéndonos y para que no nos unamos entre nosotros Por eso trazan planas de desestabilización contra Venezuela y contra Bolivia.
No pueden admitir nuestra libertad de decidir cómo queremos vivir y qué Constitución nos queremos dar y cómo concebimos la democracia entre nosotros.
Pero si pensaban que nos iban a encontrar solos y separados, se equivocaron. Hoy estamos más unidos que nunca porque nos inspira un sentimiento profundamente latinoamericano, porque somos pueblos esencialmente solidarios y porque estamos entendiendo que está en nosotros mismos la construcción de los países que necesitamos.
Por eso hoy, acá, en este acto, además de orientales, somos todos cubanos, somos todos bolivianos, somos todos venezolanos, somos todos ecuatorianos, somos todos paraguayos ante las adversidades implacables del clima o ante las asonadas golpistas o ante los bloqueos o los intentos de magnicidio y las pretensiones separatistas y divisionistas, que buscan hundir en el caos a nuestros países, que no son más que partes de una nación mucho mayor: nuestra patria latinoamericana.
Racistas, xenófobos, no pueden ver, al decir del poeta boliviano Alfonso Gumucio que “este hombre quiere dar a luz/ el sentimiento, el placer, la complicidad/ perderle el miedo a su propia piel”.
Vamos a decirlo una vez más: no ha habido más democracia en la historia de nuestro continente que el proceso de autodeterminación del pueblo cubano en estos casi cincuenta años de revolución. No ha habido más democracia que la actual Constitución venezolana y sus procesos revocatorios. No ha habido más democracia que la abrumadora ratificación que acaba de hacer el pueblo de Bolivia para con su presidente y su proceso de cambios al servicio de las grandes mayorías bolivianas que se están volviendo a ver a sí mismas, a revalorar su identidad original, a decidir cómo quieren vivir y qué país quieren construir.
A nadie le quepa dudas: estamos en un momento nuevo en América Latina, un momento donde nos comenzamos a ver y a buscar entre nosotros mismos, un momento donde nosotros, los pueblos, hemos conquistado mejores espacios para los cambios. Tiempos nuevos con gente nueva, de otros orígenes, de procedencias populares y sensibilidades diferentes. Así lo vemos en Brasil, en Argentina, en Chile, en Paraguay, en Ecuador. Así lo vemos en Venezuela, en Bolivia, en Nicaragua.
Pero tampoco nos confundamos: el imperialismo y sus alcahuetes locales están trabajando para que no haya cambios, para que no haya mejor distribución de la riqueza, para que no profundicemos la democracia, para que no construyamos definitivamente una cultura basada en nuestras propias historias y nuestras propias identidades, para que no construyamos un modelo de país a nuestra imagen y semejanza. A la dominación económica para concentrar más las riquezas en pocas manos, se le suma la dominación militar por el mundo, como sucede hoy en Irak o en Haití, desde donde deberán salir inmediatamente todas las fuerzas ocupantes de todos los países que han mandado soldados.
Pero también debemos hacer frente, en forma decidida, a la dominación ideológica, a la que dice que las cosas son así y no pueden ser de otra manera, a las que desprecian la unión latinoamericana y nos quieren deslumbrar con espejitos de un primer mundo que también está en crisis y que pone al planeta en peligro, que tiene como ejemplo de vida el consumismo más devorador y la frivolidad, la competencia y la estupidez como paradigma de su cultura. Ese no es el mundo que queremos para nosotros y para nuestros hijos.
¿Qué debemos hacer? Antes que nada fortalecer nuestros lazos solidarios entre los pueblos latinoamericanos. Desde juntar ropa o dinero para los damnificados por huracanes, hasta declarar persona no grata a cualquier representante de los que quieren destruir el proceso revolucionario en Cuba o en Venezuela o en Bolivia o en cualquier parte de nuestra patria continental. Debemos exigir y trabajar por el legítimos derecho a la autodeterminación de los pueblos en el más amplio sentido democrático y participativo del concepto, que debe ser considerado un derecho humano fundamental, el derecho de los pueblos a decidir, a hacer lo que decidan, a controlar lo que hagan y a rectificar o reafirmar lo decidido.
Debemos buscar la integración continental bajo todas las formas posibles. La integración política, cultural, económica, comercial, diplomática, deberá estar en la agenda de todos nuestros gobiernos.
La defensa de nuestros territorios y nuestra soberanía deberá estar en nuestras prioridades y entre las acciones de nuestros gobiernos.
La amenaza de las fuerzas militares de EEUU en nuestras aguas y nuestros territorios deberá ser objeto de denuncia, exigiendo su inmediato retiro.
Fortalecernos a nivel del continente es fundamental. América Latina tiene todo lo necesario para una vida decorosa para todos sus habitantes y para suministrar al mundo el alimento necesario, el agua necesaria, la energía y prácticamente todo lo que la vida humana necesita, respetando siempre la armonía con el ambiente del que formamos parte.
Para ello el imperialismo tendrá que retroceder y las fuerzas populares deberán crecer, ocupando más y mejores espacios en las decisiones y en la acción.
Deberemos buscar profundizar los lazos entre las organizaciones sindicales y sociales de todo el continente. La unión no debe ser sólo entre las superestructuras; debe ser entre nosotros, tratando de construir planes de lucha y de trabajo a nivel continental. Habrá que construir ámbitos para contarnos las experiencias, para intercambiarnos los trabajos realizados, para fortalecer nuestra condición continental por encima de fronteras políticas o religiosas o culturales que no son, no deben ser tales. La única frontera deberá estar marcada por la línea que separe a los que queremos construir una América libre, soberana y justa, de los que la quieren dominar para uso y abuso de ínfimas minorías poderosas del mundo.
Sabemos que no será fácil. Pero a la cruzada belicista, explotadora, narcotraficante, destructora y contaminante, le debemos oponer la unidad, la suma de esfuerzos entre nuestros pueblos, los programas de paz, de justicia social, de salud y de educación, en procura de la construcción de un continente con mayores cambios populares con el horizonte puesto en una América Latina socialista, donde, los más infelices sean los más privilegiados. Hay que profundizar los cambios. Hay que extender los beneficios de una vida digna. Debemos asegurar los procesos populares que vinieron para quedarse.
Compañeros y compañeras:
Como ayer lo hiciéramos con otros pueblos del mundo, como el iraquí o el palestino; como ayer lo hiciéramos repudiando la visita a nuestro país del genocida Bush, hoy nos levantamos con banderas de solidaridad, de esperanza y de defensa de la marcha que está eligiendo nuestro pueblo latinoamericano. Así nos vemos y así nos encontrarán, como al albañil de este poeta boliviano en cuyo poema dice:
“Al que madruga
no lo ayuda nadie. Sólo
con su pan bajo el brazo
con su manzana brillante en el bolsillo
con las rodillas que le suenan
llena la calle vacía,
a las seis de la mañana
ladrillo sobre ladrillo
asegura con las manos partidas, cementosas,
la manzana madura de mañana.”
¡VIVA AMÉRICA LATINA Y SU PROCESO LIBERADOR!
¡TODO EL RESPALDO AL PRESIDENTE EVO MORALES Y AL PUEBLO BOLIVIANO!
¡TODO EL RESPALDO AL PRESIDENTE HUGO CHÁVEZ Y A LA CONSTRUCCIÓN DE LA NUEVA VENEZUELA!
¡POR UNA AMÉRICA LATINA DE LOS LATINOAMERICANOS, SIN MALOS EXTRANJEROS Y PEORES AMERICANOS!

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