miércoles, 3 de diciembre de 2008

HOMENAJE A RODNEY ARISMENDI - PALABRAS DEL PROF. GERARDO CAETANO - Miércoles 12/11/2008




Palabras del Prof. Gerardo Caetano.
Homenaje a Rodney Arismendi.
Miércoles 12/11/2008
Muy buenas noches. Quiero decirles antes que nada que me siento muy honrado y muy contento de estar entre ustedes, de estar en este día, conmemorando los 95 años del nacimiento de Rodney Arismendi. Y quiero decirles que me produce una particular honra atravesar esta figura, mirarla con esa perspectiva larga que buscamos los historiadores, y tratar de encontrar en él la silueta de tradiciones, de pueblo, sus legados. Y créanme que me honra particularmente hacerlo desde mi condición: Yo no soy comunista, no fui comunista.Pero creo a veces que para encontrar el alma de ciertos partidos, el alma de ciertas tradiciones, el núcleo vivo de ciertas figuras que trascienden su origen ideológico, su trayectoria política, a veces, mirarlos desde otro lugar descubre cosas. Y créanme hace muchos años que me viene provocando la figura de Arismendi. Y más aún, atrás de la figura de Arismendi esa tradición tan relevante en la historia de la República, la tradición comunista.
Una tradición cargada de una historia gigantesca que va más allá de la ideología, que comporta compromisos humanos, con carga de ideas pero también con carga de hombres. Hace años que vengo bregando entre mis estudiantes para que alguno de ellos haga una de las biografías más importantes que le falta a este país.
La biografía de Rodney Arismendi. Sin duda uno de los uruguayos más relevantes del siglo XX. Una de las figuras políticas centrales de este país. Tal vez las anteojeras del provincianismo o del anticomunismo han podido opacar esa realidad que rompe los ojos. Rodney Arismendi por su trayectoria política, por su proyección internacional que lo hizo una de las figuras de referencia de una de las dos superpotencias del siglo XX. Fue sin duda una de las figuras políticas más relevantes. Diría algo más, fue tal vez uno de los políticos más renovadores y más exitosos con una mirada estratégica, cargada de historia.Por eso ese afán de entender a Arismendi, de encontrar su mejor versión. Pero a través de él, de llegar a lo que más me importa, la tradición comunista. Ese color absolutamente indispensable. Esa historia que está todavía por hacer, por reconstruir, esa gran aventura hecha desde un enfoque ciudadano y hecha también desde el oficio, desde la mirada del historiador, créanme, es una tarea extraordinariamente provocadora y relevante.
Rodney Arismendi es una figura con perfiles muy particulares. En primer lugar nació en Río Branco un 21 de marzo de 1913. Tratemos de advertir lo que podía ser Río Branco, ese Uruguay profundo, esa aventura que llevó a aquel uruguayo nacido en la frontera pobre a –como vemos en las fotos maravillosas del hall- caminar junto a figuras que marcaron la historia universal de su siglo.
¿Qué hubo en esa peripecia? ¿Qué hubo en aquel militante social y político que fue primero dirigente estudiantil y luego, como tantos uruguayos, marcó su compromiso de vida en la lucha contra una dictadura, marca indeleble? En este país las generaciones que se formaron luchando contra una dictadura incorporaron una marca indeleble, incorporaron una carga de futuro. Rodney Arismendi nació al compromiso político luchando contra una dictadura pero además incorporándose en esa dimensión que tanto cultivó y que sin duda lo llevó a ser comunista, esa dimensión internacional, esa concepción radical de que la lucha política no podía terminar en la frontera, que él era compañero de otras luchas, en otros lugares del planeta. Y que su proyecto de vida no podía sino encontrarse en una lucha que o era internacional o no era.
Es el Uruguay, no solo el Uruguay comunista. El Uruguay es internacional o no es. Y aquella generación que sintió como propio el oprobio de la dictadura franquista y respaldó a los republicanos. Aquellos uruguayos, aquella generación que nació al mundo tratando de respaldar la lucha contra el fascismo emergente. Aquella generación que vinculaba sus compromisos políticos locales con esa visión de mundo. Aquella generación estaba cargada de futuro. En esa generación Arismendi nació a la vida política, en esa generación Arismendi recogió desde su mirada, desde un origen muy humilde, la necesidad de construirse comunista.Cuarenta y siete procesos en su enfrentamiento a la dictadura terrista. La "dictablanda" con Arismendi no fue tan blanda. Cuarenta y siete procesos que en el marco de la lucha contra el fascismo, en el marco de esa proyección internacional de su compromiso, lo llevaron a construir su visión teórica. Uno de sus primeros libros "Para un prontuario del dólar" es de 1947. Y adviertan ustedes ya el anticomunismo, y miren que en este país, bueno, que les tengo que decir a ustedes, en este país hubo mucho anticomunismo, ese segregacionismo, maldito como todo segregacionismo. Y hubo mucho anticomunismo después de la guerra. Allí, en un contexto difícil, el Partido Comunista obtiene una gran votación, 1946. Y allí por primera vez Arismendi se hace parlamentario. No se puede hablar de Arismendi sin recordarlo como uno de los parlamentarios más relevantes que tuvo este país. Y repito, no lo digo desde la adhesión a un partido. Lo trato de decir pesando cada palabra. Lo han reconocido los parlamentarios de todos los partidos, lo reconocieron cuando cumplió 25 años de vida ininterrumpida en el parlamento. Era un parlamentario que sabía la oratoria del hemiciclo pero que sobre todo sabía la construcción republicana de la ley, que construía la libertad en los corrillos, negociando, negociando. Ese gran legado negociador que Arismendi le dejó al partido comunista y al movimiento sindical uruguayo. Pensar en Arismendi y no pensar en un gran negociador, pensando siempre la construcción de avances para los trabajadores, de avances para la enseñanza, de avances para la cultura, de avances para los necesitados, es impensable.
Tal vez en ningún ámbito se sintió más grato que en el parlamento y no era de los parlamentarios que son haraganes en la fragua cotidiana pero salen cada tanto con oratorias rutilantes en los plenarios. No. Por ejemplo, en la ley más difícil, que prueba a cualquier parlamentario como es la ley de presupuesto, Arismendi era clave. Todos los presupuestos que el vivió como legislador -¡todos!- tuvieron en él a un constructor fundamental.
Era un hombre muy culto. Su vocación cultural era inherente a su manera de concebir el humanismo. No podía entender que un hombre comprometido con la sociedad no fuera culto. Y eso no nació con él en el partido comunista, por cierto, pero con él adquirió, como ya se ha dicho, una dimensión muy grande. El partido comunista uruguayo, que supo construir Arismendi con otros muchos, fue un partido en donde hubo mucha cultura. Fue un partido donde muchas figuras extraordinarias de la cultura encontraron un lugar. Fue ese partido, liderado por Arismendi, que logró, momento estelar de la historia de la cultura y de sus cruces con la política, nada menos que la adhesión de Paco Espínola, un 27 de agosto de 1971. Paco Espínola que en su discurso justificaba su adhesión al partido comunista en su naturaleza profundamente cristiana. Paco Espínola que quería sentir en carne propio el segregacionismo anticomunista que el había visto en otros, en su hija, en Mecha Espínola, que fue quien firmó el carné de afiliación de Paco.Ese partido tuvo nada menos que a esa "voz de otro" que encarnó en Alfredo Zitarrosa. Ese partido tuvo a historiadores como Lucía Sala, como Julio Rodríguez, como Nelson de la Torre, antes había tenido a Jesualdo. Tuvo a filósofos. Tuvo a pintores en este país de pintores. Tuvo a poetas. Y si repasamos los líderes sindicales que llegó a tener ese partido, bueno, impresiona, eran gigantes.
Ese hombre debería tener algo para acaudillar una fuerza política que pudo construir una tradición tan honda, tan fuerte, tan plural, tan diversa.
Era un lector incansable. Dejó para el debate que le gustaba, que provocaba, muchas obras que deben ser recogidas como seguramente le hubiera gustado a Arismendi: desde la crítica, desde el debate por todo lo alto, fuerte. Ese debate que tanto nos falta. "Problemas de la revolución continental" , antes "La filosofía del marxismo y el señor Haya de la Torre", su polémica con Haya. "Lenin y la revolución en América Latina", "Uruguay y América Latina en los años 70", sus artículos en la revista ESTUDIOS, sus discursos extraordinariamente relevantes en los distintos congresos del partido comunista. Algunos de ellos que marcaron una época. No solamente una época del partido comunista o de la izquierda. Que marcaban una época de la historia uruguaya.
Sobre su perfil internacional ¿qué puedo decir? Los convoco a que miren las fotos que lo muestran en los cinco continentes con figuras gigantescas, interlocutor principal de múltiples líderes políticos.Y un hombre serio, un político serio. Tan serio que no ocultaba sus diferencias. Incluso con sus amigos. Hay una imagen inolvidable de Rodney Arismendi. En el documental de la reunión de la Organización Latinoamericana de Solidaridad, en la OLAS, en donde toda la tribuna aplaudía y había un solo hombre con los brazos cruzados que no aplaudía. Ese hombre era Rodney Arismendi.
Era Rodney Arismendi que, en épocas donde con mucho amor, y con mucho romanticismo y con mucho idealismo, que hay que reivindicar, generaciones y generaciones de jóvenes dieron su vida pero muchas veces la dieron sin el continente necesario de figuras gigantescas y serias como ese Rodney Arismendi que fue dique contra los violentismos. Que supo serlo en el peor momento.
Honra permanente para una figura capaz de fundar sus convicciones en momentos tan difíciles y de manera tan radical. Porque era un radical, claro que era un radical. Su radicalismo genuino, no impostado, era el radicalismo de los trabajadores que no necesitan –como decía Zitarrosa- tener una pistola en la cintura para saberse plenamente revolucionarios.
Fue ese político serio que mirando lejos, en 1955, mirando lejos y reivindicando esa dimensión de historia que tiene la política, la política bien entendida, que no mira la elección del próximo año sino mira por los tiempos, mira más allá de uno, mira la historia, tiene un sentido de historia. Él lo tuvo y cuando era difícil imaginarlo, imaginó un gran partido comunista, un partido que no se consolidara solamente como un aparato político. ¡No! Que fundara una tradición, que incorporara redes de trabajadores, de la cultura, que convocara a los jóvenes, que los convocara seriamente, con responsabilidad, cuidándolos, porque son la clave del cambio. Sin paternalismos, pero cuidándolos. Que convocó a tantas familias, porque si hablo de una tradición comunista estoy hablando de familias en donde, no por imposición sino por amor, los hijos y los nietos se hicieron orgullosamente comunistas como sus padres y sus abuelos.Fue desde esa seriedad que miró lejos. Y vio la necesidad de fundar un movimiento sindical único, marcando junto a una generación de gigantes uno de los perfiles más importantes de la democracia uruguaya: una central sindical única, sin corruptos, una central sindical seria, pluralista, que en los momentos más difíciles supo demostrar su compromiso inclaudicable con la democracia.Esa misma seriedad estratégica que lo llevo a imaginar -cuando casi era inimaginable- un gran partido comunista, que lo llevó a imaginar en la necesidad de aportar junto con otros en un gran movimiento sindical, fue la que lo llevó a pensar en la unidad política de la izquierda como una contribución central para la democracia uruguaya y para la transformació n del país.
No es casual, no fue casual que fuera un hombre de confianza radical del general Seregni. Tenían la misma seriedad. En aquella generación de los fundadores del Frente Amplio había personas muy serias. Y obviamente que no pensaban igual. Pero cuando hablaban, hablaban desde la seriedad, de los compromisos vitales que no tienen retorno, hablaban sintiendo que más allá de ellos sus figuras portaban pueblo, trabajadores, jóvenes, pulsión, sentido de historia.
Por eso cuando cayó la dictadura el partido comunista estuvo allí. Y créanme, he tenido el calvario de ver los archivos de la represión, es un calvario. No se imaginan hasta donde esa dictadura fue siniestra. Y créanme, lo dice el historiador, desde la verdad debo decir que el gran partido de la resistencia fue el partido comunista.
No hay como negarlo. Lo pudo ser desde el comienzo y hasta el final. En los momentos más duros, en momentos terribles, como el 75, el 76, el 77, cuando aparecían movilizaciones en una fábrica, jóvenes haciendo una volanteada por la libertad de Seregni, allí estaban los comunistas.
Yo pude ver el fichero del partido. Y es momento de contestar de la manera más rotunda los agravios incalificables que quisieron manchar con la acusación de la traición nada menos que a Rodney Arismendi. No estaríamos aquí si hubiera habido la mínima señal de traición. Ninguno de ustedes estaría aquí. Yo no estaría aquí. Él no estaría aquí (señala al Chato). Pero allí en ese fichero había miles de uruguayos, miles. Es impresionante advertir la cantidad gigantesca del número de militantes comunistas que había podido construir la base de ese partido. En la historia uruguaya no hay ningún otro ejemplo de una relación militante/votante que se pueda acercar. Son decenas de miles.Y Rodney Arismendi, como bien se ha dicho, en el exilio fue organizador. Líder de esa patria que también luchaba contra la dictadura. Y buscó caminos. Fue por eso que cuando regresó su partido estaba esperándolo. No solo su partido. Los jóvenes que nunca lo habían visto, jóvenes de otros grupos, jóvenes que ni siquiera eran del Frente Amplio pero que sentían la leyenda de Rodney Arismendi. Y volvió y tenía mucho por hacer.
Quería la transformación, quería ver como enfrentar lo que le pasaba a la Unión Soviética, quería que Gorbachov tuviera razón. No tuvo el personalismo de eternizarse y buscó transferir la secretaría general. No quiso ser senador. Quién iba a pensar que en el cuarto lugar de la lista iba a salir senador. Y la muerte lo encontró un 27 de diciembre de 1989. Adviertan ustedes: se caía el muro de Berlín. Aquellas figuras que él había conocido estaban viviendo el final. El mundo por el que él había luchado y en el que él había creído se derrumbaba y el partido comunista en Uruguay obtenía el 10 por ciento del electorado. Y no solamente por la propaganda.
Por eso a noventa y cinco años del nacimiento de Arismendi yo creo que la mejor respuesta que se puede dar, lo dice alguien que no es comunista, es estudiar e historiar esa rica tradición comunista. Lo necesita no solo la izquierda sino el Uruguay. Necesita los perfiles de esa tradición política que no solamente se funda en ideología, se funda en compromisos humanos imperecederos.
Pasará Marx, sino ya pasó. Pero no pasarán los compromisos humanos de tantas generaciones de trabajadores, de tantas generaciones de jóvenes; no pasarán esos estudiantes que se hicieron comunistas en el peor momento y que arriesgaron su vida; no pasarán la valentía para enfrentar el garrote, la tortura, la desaparición; no pasará.
Por eso, queridos amigos, mucho se podría decir de Rodney Arismendi, pero creo que nada mejor, nada que a él le hubiera convencido más, nada que a la República toda, se mire por donde se mire, le hiciera mejor favor que ver en Arismendi esa tradición comunista rica, que ver en Arismendi "la sombra de Gancio y de Mora, de Fernández, de Mendiola," de ver en los versos del poeta "la canción más madura, que será la que cante puras razones, que ya son muchas, del compañero que lucha sin pistola en la cintura", de recordar de manera indeleble el nombre de la "carne horadada, de la vida más amada, la desarmada". De recordar, de no olvidar nunca! Superando litigios, superando rencillas, superando quiebres, superando fracturas; de recordar, que hace falta, de recordar a Zitarrosa que en sus versos recogía la tradición comunista:
Hago falta... Yo siento que la vida se agita nerviosa si no comparezco, si no estoy... Siento que hay un sitio para mí en la fila, que se ve ese vacío, que hay una respiración que falta, que defraudo una espera... Siento la tristeza o la ira inexpresada del compañero, el amor del que me aguarda lastimado... Falta mi cara en la gráfica del pueblo, mi voz en la consigna, en el canto, en la pasión de andar, mis piernas en la marcha, mis zapatos hollando el polvo... Los 7 ojos míos en la contemplación del mañana... Mis manos en la bandera, en el martillo, en la guitarra, mi lengua en el idioma de todos, el gesto de mi cara en la honda preocupación de mis hermanos.Muchas gracias

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