DOMINGO 28, COMPROMISO INELUDIBLE
Este 28 de junio hay que concurrir a votar, demostrando nuevamente el compromiso cívico de nuestro pueblo.
Hasta ese momento redoblaremos el esfuerzo para lograr que miles de uruguayos apoyen
con su voto a nuestro Frente Amplio y que elijan al compañero que crean más capaz de llevar adelante el programa de nuestra fuerza política. En esta elección interna, primera instancia de un conjunto de batallas a librar, es estratégicamente necesario superar en votos al conjunto de los partidos de la oposición.
Tenemos variados argumentos para tratar de convencer de la importancia de votar al Frente Amplio. Desde el comienzo y en toda su trayectoria, nuestro gobierno apuntó a atender a los sectores más excluidos por la estrategia neoliberal llevada adelante durante las gestiones de Sanguinetti, Lacalle y Batlle. El MIDES no fue una creación de un Ministerio para dar trabajo a políticos desocupados sino una importante herramienta social que revirtió los índices de pobreza e indigencia. Ellos buscaron achicar el Estado a su mínima Expresión; así lo demuestran sus privatizaciones y asociaciones en detrimento de los intereses populares que realizaron durante décadas. Fracasaron en su objetivo final de privatizar el conjunto de las empresas públicas siguiendo al pie de la letra el consenso de Washington, porque se enfrentaron a la lucha de los trabajadores y el pueblo organizado. Pero no han cambiado de idea. Sus distintas iniciativas para enfrentar la crisis se hacían a costa de la inversión social; querían que aplicáramos un ajuste fiscal del estilo al que nos tenían acostumbrados.
Nosotros hemos tendido a la ampliación de la cobertura social. En este período se bajó la mortalidad infantil (de 13.2 por mil en 2004 a 10.6 por mil en 2008). El Sistema Nacional Integrado de Salud ha permitido la cobertura de salud a más 700.000 uruguayos que no la tenían y en particular a más de 500.000 niños y adolecentes. Producto de la solidaridad de la hermana República de Cuba hoy tenemos a más de 13000 compatriotas que pueden ver.
Ellos defendieron su clase buscando maximizar la tasa de ganancia a través de la desregularización laboral. En el período en el cual ellos dicen que “los uruguayos vivimos mejor”, a través de su política económica y social, y en especial en la llamada “Reforma del Estado” (con sus medidas de privatización, asociación, desguace, etc.) apuntaron a hacerlo más funcional a sus intereses.
Generaron por una parte la concentración cada vez mayor de la riqueza en menos manos, y por otro un aumento de la crisis económica y social, provocando que al permanente ataque a los derechos de los trabajadores se sumara la exclusión de cada vez más sectores de la sociedad: capas medias, artesanos, pequeños, medianos y aun grandes productores, comerciantes e industriales, etc. Esto se expresó en los altísimos niveles de desocupación, subocupación, desaparición de unidades productoras y enormes niveles de endeudamiento del agro, la industria, y el consumo familiar. Durante sus gobiernos las fábricas se convirtieron en depósitos y miles de uruguayos tuvieron que construir viviendas en asentamientos, sin acceso a condiciones mínimas de vida digna. Esto se extiende a todo el país, en cada departamento, ciudad o pueblo, con las peculiaridades de cada lugar.
Las diferencias son claras. Nuestro gobierno reinstaló los consejos de salarios, llevando a que existiera nuevamente una negociación tripartita. Esa negociación que hoy las cámaras empresariales quieren hacer retroceder con el apoyo de los llamados partidos tradicionales. Fue producto de los espacios de negociación que se abrían al unísono con la movilización organizada y consecuente de nuestro movimiento sindical y social en general, que se lograron revertir algunas de las llagas del neoliberalismo. Se crearon 170 mil empleos, lo que repercutió para que el desempleo llegue a un mínimo histórico del 7%. La defensa de las leyes laborales vigentes permitió que hoy exista un récord de cotizantes en el BPS.
Ellos continuamente oponen empleo y salario como si fueran elementos irreconciliables.
Durante nuestro gobierno hubo una clara tendencia a recuperar el salario real perdido, en donde se ha notado un avance aunque sin llegar a los niveles de 1998. Un claro ejemplo es la evolución del Salario Mínimo Nacional (SMN). En 2004 era de $1.404 (u$s 59). En 2009 es de
$4.441 (u$s 185). Nosotros no sólo hemos velado por el cumplimiento de la legislación social vigente, que había sido pisoteada por los gobiernos anteriores, sino que la hemos ampliado.
Por primera vez en la historia de nuestro país existe una ley que garantiza las 8 horas para la actividad rural; las empleadas domésticas ahora tienen convenio colectivo y derecho al seguro de paro. Las jubilaciones también han aumentado, aunque a un ritmo menor que los ingresos
salariales, teniendo que partir de un piso paupérrimo. Hay que recordar que la jubilación mínima en el 2000 era de $1.108, en 2004 de $1.404, y hoy se encuentra en $2.916. Se han logrado mejoras en los requisitos jubilatorios al bajar los años de actividad laboral de 35 a 30, a través del reconocimiento de 1 año de actividad por hijo, para las trabajadores mujeres o también con el subsidio para desocupados con 58 años de edad y 28 de actividad. Hemos ampliado la legislación para reconocer la pensión de concubinos.
Si esto, que apenas es una muestra de lo que hemos realizado, no bastara, es necesario votar por el FA porque todavía nos queda mucho por hacer.
En nuestro caso el voto va para el compañero José Mujica porque es el candidato que obtuvo la mayoría absoluta en el Congreso del FA. Y es un voto programático. En ese sentido, confiamos y actuaremos consecuentemente, para que el candidato surgido de las internas y la fórmula en su conjunto, tomen como columna vertebral irremplazable el programa surgido del mismo Congreso. Independientemente del resultado del domingo, desde el 29 de junio nos encontraremos juntos los frenteamplistas bregando por el triunfo en octubre.
Este 28 de junio hay que concurrir a votar, demostrando nuevamente el compromiso cívico de nuestro pueblo.
Hasta ese momento redoblaremos el esfuerzo para lograr que miles de uruguayos apoyen
con su voto a nuestro Frente Amplio y que elijan al compañero que crean más capaz de llevar adelante el programa de nuestra fuerza política. En esta elección interna, primera instancia de un conjunto de batallas a librar, es estratégicamente necesario superar en votos al conjunto de los partidos de la oposición.
Tenemos variados argumentos para tratar de convencer de la importancia de votar al Frente Amplio. Desde el comienzo y en toda su trayectoria, nuestro gobierno apuntó a atender a los sectores más excluidos por la estrategia neoliberal llevada adelante durante las gestiones de Sanguinetti, Lacalle y Batlle. El MIDES no fue una creación de un Ministerio para dar trabajo a políticos desocupados sino una importante herramienta social que revirtió los índices de pobreza e indigencia. Ellos buscaron achicar el Estado a su mínima Expresión; así lo demuestran sus privatizaciones y asociaciones en detrimento de los intereses populares que realizaron durante décadas. Fracasaron en su objetivo final de privatizar el conjunto de las empresas públicas siguiendo al pie de la letra el consenso de Washington, porque se enfrentaron a la lucha de los trabajadores y el pueblo organizado. Pero no han cambiado de idea. Sus distintas iniciativas para enfrentar la crisis se hacían a costa de la inversión social; querían que aplicáramos un ajuste fiscal del estilo al que nos tenían acostumbrados.
Nosotros hemos tendido a la ampliación de la cobertura social. En este período se bajó la mortalidad infantil (de 13.2 por mil en 2004 a 10.6 por mil en 2008). El Sistema Nacional Integrado de Salud ha permitido la cobertura de salud a más 700.000 uruguayos que no la tenían y en particular a más de 500.000 niños y adolecentes. Producto de la solidaridad de la hermana República de Cuba hoy tenemos a más de 13000 compatriotas que pueden ver.
Ellos defendieron su clase buscando maximizar la tasa de ganancia a través de la desregularización laboral. En el período en el cual ellos dicen que “los uruguayos vivimos mejor”, a través de su política económica y social, y en especial en la llamada “Reforma del Estado” (con sus medidas de privatización, asociación, desguace, etc.) apuntaron a hacerlo más funcional a sus intereses.
Generaron por una parte la concentración cada vez mayor de la riqueza en menos manos, y por otro un aumento de la crisis económica y social, provocando que al permanente ataque a los derechos de los trabajadores se sumara la exclusión de cada vez más sectores de la sociedad: capas medias, artesanos, pequeños, medianos y aun grandes productores, comerciantes e industriales, etc. Esto se expresó en los altísimos niveles de desocupación, subocupación, desaparición de unidades productoras y enormes niveles de endeudamiento del agro, la industria, y el consumo familiar. Durante sus gobiernos las fábricas se convirtieron en depósitos y miles de uruguayos tuvieron que construir viviendas en asentamientos, sin acceso a condiciones mínimas de vida digna. Esto se extiende a todo el país, en cada departamento, ciudad o pueblo, con las peculiaridades de cada lugar.
Las diferencias son claras. Nuestro gobierno reinstaló los consejos de salarios, llevando a que existiera nuevamente una negociación tripartita. Esa negociación que hoy las cámaras empresariales quieren hacer retroceder con el apoyo de los llamados partidos tradicionales. Fue producto de los espacios de negociación que se abrían al unísono con la movilización organizada y consecuente de nuestro movimiento sindical y social en general, que se lograron revertir algunas de las llagas del neoliberalismo. Se crearon 170 mil empleos, lo que repercutió para que el desempleo llegue a un mínimo histórico del 7%. La defensa de las leyes laborales vigentes permitió que hoy exista un récord de cotizantes en el BPS.
Ellos continuamente oponen empleo y salario como si fueran elementos irreconciliables.
Durante nuestro gobierno hubo una clara tendencia a recuperar el salario real perdido, en donde se ha notado un avance aunque sin llegar a los niveles de 1998. Un claro ejemplo es la evolución del Salario Mínimo Nacional (SMN). En 2004 era de $1.404 (u$s 59). En 2009 es de
$4.441 (u$s 185). Nosotros no sólo hemos velado por el cumplimiento de la legislación social vigente, que había sido pisoteada por los gobiernos anteriores, sino que la hemos ampliado.
Por primera vez en la historia de nuestro país existe una ley que garantiza las 8 horas para la actividad rural; las empleadas domésticas ahora tienen convenio colectivo y derecho al seguro de paro. Las jubilaciones también han aumentado, aunque a un ritmo menor que los ingresos
salariales, teniendo que partir de un piso paupérrimo. Hay que recordar que la jubilación mínima en el 2000 era de $1.108, en 2004 de $1.404, y hoy se encuentra en $2.916. Se han logrado mejoras en los requisitos jubilatorios al bajar los años de actividad laboral de 35 a 30, a través del reconocimiento de 1 año de actividad por hijo, para las trabajadores mujeres o también con el subsidio para desocupados con 58 años de edad y 28 de actividad. Hemos ampliado la legislación para reconocer la pensión de concubinos.
Si esto, que apenas es una muestra de lo que hemos realizado, no bastara, es necesario votar por el FA porque todavía nos queda mucho por hacer.
En nuestro caso el voto va para el compañero José Mujica porque es el candidato que obtuvo la mayoría absoluta en el Congreso del FA. Y es un voto programático. En ese sentido, confiamos y actuaremos consecuentemente, para que el candidato surgido de las internas y la fórmula en su conjunto, tomen como columna vertebral irremplazable el programa surgido del mismo Congreso. Independientemente del resultado del domingo, desde el 29 de junio nos encontraremos juntos los frenteamplistas bregando por el triunfo en octubre.
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