El pasado 1º de octubre, se cumplieron 45 años del Congreso fundacional de la Convención Nacional de Trabajadores (CNT). La unidad sindical de los trabajadores en una central, es sin duda, uno de los hechos más importantes de la historia nacional.
Lo es aunque en el discurso histórico dominante se lo ningunee. El logro de una herramienta unitaria de los trabajadores es un mérito histórico del movimiento sindical y de la izquierda uruguaya. Ha sido, es y será el corazón social del bloque alternativo al de las clases dominantes. La central única potenció al movimiento sindical y su influencia en la sociedad, lo transformó en un actor real de peso indisimulable y sostenido de la realidad nacional a lo largo de estos 45 años. No hubo, no hay y no habrá episodio importante de la vida nacional que no haya tenido a los trabajadores y a su central única, la CNT y luego del PIT-CNT, como protagonistas. La generación de los fundadores tuvo como referentes entre otros a José D´Elia, Gerardo Cuesta, León Duarte, Enrique Pastorino, Ignacio Huguet, Wladimir Turiansky,Felix Díaz, Rosario Pietraroia, Héctor Rodríguez, Hugo Cores, Jorgelina Martínez, Juan Angel Toledo, Idilio Pereira y Eduardo Platero. Pero tuvo como sostén y garante la experiencia de lucha y de construcción de la unidad de decenas de miles de trabajadoras y trabajadores. La construcción de la unidad fue posible por la lucidez, generosidad y audacia de un núcleo excepcional de dirigentes sindicales, pero no fue resultado de negociaciones o genialidades de cúpula. Esos dirigentes sindicales actuaron apegados a los trabajadores, fueron conductores conducidos, recogieron el sentir y el protagonismo de miles de militantes. Por eso fue tan sólida. Necesitó además, el apoyo, la elaboración teórica y la militancia decidida buscando la unidad de partidos y grupos de izquierda. No fue un asunto exclusivamente sindical, no podía serlo. La unidad del movimiento sindical, la central única de trabajadores, es un orgullo y un elemento positivo para toda la sociedad, para el Uruguay entero. Lo dijo bien Gerardo Caetano, en el homenaje a los 45 años de la CNT: “La CNT hizo mejor al Uruguay”. Siendo esto cierto, también lo es que constituye un avance esencial para la izquierda y para el movimiento popular. Sin la unidad de los trabajadores en una central única no hubiera sido posible la unidad de la izquierda en el Frente Amplio. Ta mpoco hubiera sido posible la conformación de un movimiento popular potente, diverso, pero comprometido con los cambios y las transformaciones en el Uruguay. Por eso la central única y el movimiento sindical han sido atacados sin pausa por la derecha y por las clases dominantes, en sus expresiones sociales, políticas y mediáticas. Ha sido atacada de todas las formas posibles. Intentando cooptarla y debilitarla. Buscando dividirla, con operaciones de centrales y sindicatos amarillos, con iniciativas patrocinadas por la propia embajada de EEUU en la década del 60 y con operaciones de inteligencia de la Armada en plena dictadura. También con la más brutal persecución y represión, cárcel, torturas, muertes, desapariciones y exilios. Lo es hoy con las campañas en su contra y lo ha sido siempre con los despidos y la persecución sindical por parte de las patronales. Es atacada hoy, por la derecha y las patronales que demonizan los paros y la lucha e incluso logran a veces que se les sumen algunas voces desde el campo popular. Por eso, los militantes sindicales, los militantes sociales, la izquierda y todos los que queremos las transformaciones y los cambios en Uruguay,tenemos el deber de defenderla. La consolidación y el desarrollo de la central única de trabajadores, el PIT-CNT, no es un problema exclusivo de los militantes sindicales, es de todos. Por supuesto que en primer lugar deben defenderla y consolidarla, con madurez y el mismo espíritu unitario de hace 45 años, quienes hoy militan en el movimiento sindical. Y deben hacerlo no solamente por una definición teórica o por fidelidad a la historia. Deben hacerlo en primer lugar, porque la unidad del movimiento sindical es la principal arma para defender mejor los derechos de los trabajadores. Y en segundo lugar, porque es la mejor arma para consolidar y profundizar el proceso de cambio en marcha en nuestro país. Por ello es tan trascendente el XI Congreso del PIT-CNT que se inicia hoy bajo la consigna “Unidad para los cambios profundos”. Lo afronta un movimiento sindical en crecimiento, con más de 320 mil afiliados, con un peso creciente en la realidad nacional, capaz de negociar en todos los ámbitos, con las patronales y también con el Estado y el gobierno. Un movimiento sindical capaz de crear y proyectar el Instituto Cuesta Duarte y el Programa de Vivienda Sindical. Capaz de patrocinar a los gurises infractores de la ley del INAU, para incorporarlos al trabajo. Capaz de luchar y negociar para obtener conquistas. Capaz de sindicalizar a las trabajadoras domésticas, a los trabajadores rurales y hasta a los policías. ¿Qué no es fácil la construcción de la unidad? Nunca lo fue. No lo fue en el proceso previo a la CNT y tampoco en el Congreso fundacional. No lo fue en el enfrentamiento a la dictadura. No lo fue en la reconstrucción del movimiento sindical y en la recuperación democrática. Mantener unidos a obreros, funcionarios públicos, docentes, profesionales, trabajadoras domésticas, trabajadores del campo y policías, no es sencillo, se ha logrado en pocos lugares del mundo. Menos sencillo es aún si se toma en cuenta la dimensión de que conviven en los sindicatos múltiples corrientes de opinión y pensamiento. Pero ninguna idea, ninguna iniciativa es más importante que la unidad. Sin la unidad ninguna idea es posible. Y no la unidad como fin en sí mismo, unidad en torno a un programa de transformaciones de fondo, unidad para luchar y para avanzar. Por eso antes del XI Congreso del PIT-CNT que se espera salga con una plataforma programática para profundizar los cambios, para mejorar la distribución de la riqueza, para construir un Uruguay productivo con otra matriz, para construir un Estado de nuevo tipo motor del desarrollo productivo, para terminar con la impunidad, para profundizar la integración con América Latina, vale la pena recordar el espíritu unitario de la CNT y de su congreso fundacional hace 45 años. El XI Congreso del PIT-CNT es clave para los trabajadores y para sus reivindicaciones, inmediatas y de fondo, pero lo es para todo el movimiento popular y para toda la izquierda, el que no lo ve, es que hace 45 años que no entiende nada.
Lo es aunque en el discurso histórico dominante se lo ningunee. El logro de una herramienta unitaria de los trabajadores es un mérito histórico del movimiento sindical y de la izquierda uruguaya. Ha sido, es y será el corazón social del bloque alternativo al de las clases dominantes. La central única potenció al movimiento sindical y su influencia en la sociedad, lo transformó en un actor real de peso indisimulable y sostenido de la realidad nacional a lo largo de estos 45 años. No hubo, no hay y no habrá episodio importante de la vida nacional que no haya tenido a los trabajadores y a su central única, la CNT y luego del PIT-CNT, como protagonistas. La generación de los fundadores tuvo como referentes entre otros a José D´Elia, Gerardo Cuesta, León Duarte, Enrique Pastorino, Ignacio Huguet, Wladimir Turiansky,Felix Díaz, Rosario Pietraroia, Héctor Rodríguez, Hugo Cores, Jorgelina Martínez, Juan Angel Toledo, Idilio Pereira y Eduardo Platero. Pero tuvo como sostén y garante la experiencia de lucha y de construcción de la unidad de decenas de miles de trabajadoras y trabajadores. La construcción de la unidad fue posible por la lucidez, generosidad y audacia de un núcleo excepcional de dirigentes sindicales, pero no fue resultado de negociaciones o genialidades de cúpula. Esos dirigentes sindicales actuaron apegados a los trabajadores, fueron conductores conducidos, recogieron el sentir y el protagonismo de miles de militantes. Por eso fue tan sólida. Necesitó además, el apoyo, la elaboración teórica y la militancia decidida buscando la unidad de partidos y grupos de izquierda. No fue un asunto exclusivamente sindical, no podía serlo. La unidad del movimiento sindical, la central única de trabajadores, es un orgullo y un elemento positivo para toda la sociedad, para el Uruguay entero. Lo dijo bien Gerardo Caetano, en el homenaje a los 45 años de la CNT: “La CNT hizo mejor al Uruguay”. Siendo esto cierto, también lo es que constituye un avance esencial para la izquierda y para el movimiento popular. Sin la unidad de los trabajadores en una central única no hubiera sido posible la unidad de la izquierda en el Frente Amplio. Ta mpoco hubiera sido posible la conformación de un movimiento popular potente, diverso, pero comprometido con los cambios y las transformaciones en el Uruguay. Por eso la central única y el movimiento sindical han sido atacados sin pausa por la derecha y por las clases dominantes, en sus expresiones sociales, políticas y mediáticas. Ha sido atacada de todas las formas posibles. Intentando cooptarla y debilitarla. Buscando dividirla, con operaciones de centrales y sindicatos amarillos, con iniciativas patrocinadas por la propia embajada de EEUU en la década del 60 y con operaciones de inteligencia de la Armada en plena dictadura. También con la más brutal persecución y represión, cárcel, torturas, muertes, desapariciones y exilios. Lo es hoy con las campañas en su contra y lo ha sido siempre con los despidos y la persecución sindical por parte de las patronales. Es atacada hoy, por la derecha y las patronales que demonizan los paros y la lucha e incluso logran a veces que se les sumen algunas voces desde el campo popular. Por eso, los militantes sindicales, los militantes sociales, la izquierda y todos los que queremos las transformaciones y los cambios en Uruguay,tenemos el deber de defenderla. La consolidación y el desarrollo de la central única de trabajadores, el PIT-CNT, no es un problema exclusivo de los militantes sindicales, es de todos. Por supuesto que en primer lugar deben defenderla y consolidarla, con madurez y el mismo espíritu unitario de hace 45 años, quienes hoy militan en el movimiento sindical. Y deben hacerlo no solamente por una definición teórica o por fidelidad a la historia. Deben hacerlo en primer lugar, porque la unidad del movimiento sindical es la principal arma para defender mejor los derechos de los trabajadores. Y en segundo lugar, porque es la mejor arma para consolidar y profundizar el proceso de cambio en marcha en nuestro país. Por ello es tan trascendente el XI Congreso del PIT-CNT que se inicia hoy bajo la consigna “Unidad para los cambios profundos”. Lo afronta un movimiento sindical en crecimiento, con más de 320 mil afiliados, con un peso creciente en la realidad nacional, capaz de negociar en todos los ámbitos, con las patronales y también con el Estado y el gobierno. Un movimiento sindical capaz de crear y proyectar el Instituto Cuesta Duarte y el Programa de Vivienda Sindical. Capaz de patrocinar a los gurises infractores de la ley del INAU, para incorporarlos al trabajo. Capaz de luchar y negociar para obtener conquistas. Capaz de sindicalizar a las trabajadoras domésticas, a los trabajadores rurales y hasta a los policías. ¿Qué no es fácil la construcción de la unidad? Nunca lo fue. No lo fue en el proceso previo a la CNT y tampoco en el Congreso fundacional. No lo fue en el enfrentamiento a la dictadura. No lo fue en la reconstrucción del movimiento sindical y en la recuperación democrática. Mantener unidos a obreros, funcionarios públicos, docentes, profesionales, trabajadoras domésticas, trabajadores del campo y policías, no es sencillo, se ha logrado en pocos lugares del mundo. Menos sencillo es aún si se toma en cuenta la dimensión de que conviven en los sindicatos múltiples corrientes de opinión y pensamiento. Pero ninguna idea, ninguna iniciativa es más importante que la unidad. Sin la unidad ninguna idea es posible. Y no la unidad como fin en sí mismo, unidad en torno a un programa de transformaciones de fondo, unidad para luchar y para avanzar. Por eso antes del XI Congreso del PIT-CNT que se espera salga con una plataforma programática para profundizar los cambios, para mejorar la distribución de la riqueza, para construir un Uruguay productivo con otra matriz, para construir un Estado de nuevo tipo motor del desarrollo productivo, para terminar con la impunidad, para profundizar la integración con América Latina, vale la pena recordar el espíritu unitario de la CNT y de su congreso fundacional hace 45 años. El XI Congreso del PIT-CNT es clave para los trabajadores y para sus reivindicaciones, inmediatas y de fondo, pero lo es para todo el movimiento popular y para toda la izquierda, el que no lo ve, es que hace 45 años que no entiende nada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario